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“Sin pecado concebida”: literatura que denuncia, conmueve y reclama igualdad

Alba E. Córdoba Ramírez | Jueves 3 de Julio, 2025

En su más reciente obra, la periodista y escritora Marilyn Batista nos invita a reflexionar desde la literatura sobre los múltiples rostros de la discriminación de género. La autora responde a Primera Plana sobre la motivación y el trasfondo de un libro que desafía, conmueve y cuestiona a una sociedad aún marcada por desigualdades.

¿Qué la impulsó a escribir Sin pecado concebida?

Este libro es parte de mi lucha por el respeto a los derechos humanos de las mujeres. Algunas activistas lo hacen desde la Asamblea Legislativa, foros, marchas y protestas multitudinarias, yo lo hago a través de mis columnas y libros. Sin pecado concebida es hasta ahora mi libro más feminista, porque presenta en toda su narrativa la mayoría de los problemas derivados de la discriminación de género por la que atraviesan millones de mujeres en el mundo.

Muchos de los relatos abordan temas que han sido silenciados a nivel social. ¿Qué le gustaría que el lector sienta o piense después de leerlos?

Quisiera que se sintieran identificados con la trama y los personajes, para que busquen ayuda o ayuden a otras mujeres a buscarla. Generar empatía hacia temas proscritos, tabú y subvalorados ayuda a impulsar los cambios que requerimos para lograr una sociedad igualitaria, cimentada en el respeto a todos los géneros y a la diversidad.

El cuento que da título al libro tiene una dedicatoria muy particular. ¿Qué significado tiene para usted contar historias como la de Dayana Hernández González?

Dediqué este cuento a una mujer trans que fue pionera en Costa Rica en la lucha por los derechos y el respeto a la comunidad LGBT+. Ella murió sin poder ver un cambio sustancial en la manera en que la sociedad mira, juzga y trata a aquellas personas que eligieron cambiar su sexo.

¿Cómo eligió el tono de la narrativa para abordar estos temas de violencia, identidad y desigualdad?

Todos los relatos tienen la misma línea conductora: una denuncia a patrones de conducta social que generan desigualdad y discriminación. El tono es reflexivo, aunque algunos relatos tienen enfoques más desafiantes, como Lucy la Motociclista y Las Mariposas, y otros son profundamente introspectivos como Conversaciones de niñas o La infortunada historia de Sofía Navarrete Morales. Todos tienen finales inesperados.

En un contexto donde se habla mucho de avances en igualdad de género, ¿qué vacíos o contradicciones busca evidenciar su libro?

Considero que la mayoría de los relatos demuestran que hemos avanzado poco en la igualdad de género. Todas las situaciones de discriminación —desde la agresión, violación y trata, hasta la postergación de metas debido a la labor de cuido— siguen presentes. En algunos países se viven con menor intensidad, y en otros como si estuviéramos en la época medieval.

¿Qué representa para usted la frase “sin pecado concebida” en contraste con la visión tradicional que se ha impuesto sobre las mujeres?

Significa que nadie nace con pecado o es pecadora por haber nacido mujer, por la decisión que tomó sobre su identidad sexual o por romper con roles asignados socialmente. No debemos juzgar a quienes consideramos “diferentes”. Todos nacemos iguales y deberíamos ser iguales ante la ley, aunque tengamos sexo biológico, color de piel o creencias distintas.

¿Cuál considera que ha sido la reacción más significativa que ha recibido de quienes ya leyeron Sin pecado concebida?

Empatía. Muchas personas, hombres y mujeres, me han dicho que terminaron llorando al concluir un relato, y que también rieron a carcajadas con otros. A mí me pasó igual. Es la primera vez que al terminar de escribir una historia he llorado por la situación que describe, pero también he reído a carcajadas. En ambos casos, los lectores experimentaron la sensación de “esto ocurre de verdad”, aunque ninguno de los relatos es real.

¿Cuál debería ser el aporte de los colegas periodistas ante temas como los que aborda el libro?

Como periodistas, tenemos el deber de informar con objetividad, no con prejuicios. Espero que quienes lean Sin pecado concebida entiendan que la comunicación sobre temas discriminatorios debe hacerse con respeto, claridad y enfoque educativo. Con solo contar la verdad, apegada a la ética, sin sesgos y con sensibilidad, ya estaríamos aportando a la igualdad e inclusión.

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