Primera Plana
Opinión


«influencer» EL HAWMOCHERO DEL SIGLO XXI

Luis Barahona Monge | Jueves 11 de Septiembre, 2025

Cuando en 1972 tuve mi primer contacto con el periodismo costarricense en la vieja escuela de periodismo de la Universidad de Costa Rica, hoy escuela de Ciencias de la Comunicación colectiva, escuché el termino hawmochero, referido al operario dedicado a informar sobre todo acontecimiento social y que recibía un dinero adicional de parte de una persona o empresa interesada en que su idea o producto prevalezca sobre la competencia.

El termino hawmochero se aceptaba en esa época pues estos trabajadores no tenían un salario base fijo, y menos los viáticos y otros ingresos. Eran los primeros años de la profesión del periodismo y ya algunos colegas de la vieja guardia, como Julio Suñol, Carlos Vargas Gene, Carlos Longiue, el Lic. Guido Fernández, Danilo Arias Madrigal y otros hablaban de la ética profesional y la necesidad de lograr mejores salarios para los periodistas.

Gracias a las gestiones realizadas por un grupo de colegas encabezados por la ex colega Ana Isabel Gardela qdDg, quien era la comunicadora jefa del Ministerio de Trabajo, se lograron muchos beneficios y que el salario base del periodista se igualara a los de otras profesiones

Peo en este nuevo siglo, XXI, el término hawmochero resurge y ahora gracias a los avances tecnológicos, vivimos en la era digital, y ahora se llama INFLUENCER.

La Real Academia de la Lengua, a través de su Observatorio de la palabra, dice que La voz influencer es un anglicismo usado en referencia a una persona con capacidad para influir sobre otras, principalmente a través de las redes sociales. 

Estos creadores de contenido utilizan plataformas digitales para difundir sus ideas, convirtiéndose en líderes de opinión que las marcas a menudo contactan para promocionar productos y servicios, aprovechando su alcance y la confianza que han generado. 

Resumiendo, las características principales de un influencer son:

Credibilidad: Tiene autoridad o conocimientos sólidos sobre un tema en particular. 

Audiencia: Cuenta con seguidores leales y comprometidos en sus canales online. 

Influencia: Su opinión y recomendaciones tienen la capacidad de persuadir a su audiencia. 

Voz de opinión: Es capaz de liderar tendencias y generar confianza.

Marketing de influencers:

Las marcas colaboran con influencers para aumentar la visibilidad, generar confianza y promocionar productos o servicios entre la audiencia del influencer. 

A menudo, los influencers tienen una relación más cercana y genuina con sus seguidores, lo que hace sus recomendaciones más valiosas. 

Las plataformas digitales son el canal principal que los influencers utilizan para conectar con sus audiencias y amplificar sus mensajes. 

Tal y como se ha dicho, millones de personas crean contenidos, por ejemplo, escribiendo revistas en línea o blogs pero en la mayoría de los casos, estas contribuciones no llegan a hacerse notables a gran escala o solo consiguen llegar a un público muy concreto, especializado y con el mismo interés. Sin embargo, algunos analistas proponen que, si el bloguero tiene una personalidad distintiva o carismática, en el caso de mi interés los periodistas, puede llegar a la fama ayudado por plataformas de comunicación colectiva que no son las redes sociales, como los medios de comunicación electrónicos, radio y televisión.

Es una realidad que a raíz de la popularidad que adquieren estos influencers muchas empresas, con el objetivo de abarcar un público más amplio o fortalecer su imagen, han empezado a contratarles para que promocionen los productos de su marca.

Todo lo anterior me permite decir que en nuestro país el influencer o nuevo hawmochero del siglo XXI ha encontrado en el futbol un nuevo nicho de mercado que le permite allegar nuevos recursos materiales y económicos a sus arcas, pues este deporte  se considera  una marca empresarial porque funciona como una industria de entretenimiento que genera ingresos a través de patrocinios, derechos de televisión y publicidad en estadios, además de ser una plataforma para el marketing de jugadores y clubes, los cuales se convierten en marcas globales. La gestión de un club de fútbol implica estrategias empresariales, como la centralización de derechos televisivos y la exportación del modelo de negocio, para expandir su alcance y fortalecer su posicionamiento a nivel de afición primero, luego a nivel nacional e internacional gracias a que la internet nos ha permitido vivir en una pequeña aldea llamada tierra.

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