La Universidad San Judas Tadeo, en conjunto con sus estudiantes y profesores unieron esfuerzos para ayudar en la conservación de las tradiciones cabécares.

El 8 de octubre del 2015 se realizó un evento para otorgar a Freddy Obando, líder cabécar, el monto de un millón de colones para la compra del terreno en donde se construirá una casa cónica.

La población cabécar es una de las etnias con mayor cantidad de población en el país con 1,4000 habitantes localizados principalmente entre las provincias de Cartago y Limón y un pequeño asentamiento en Buenos Aires de Puntarenas. 

Además de su gran población, también es una de las etnias indígenas de Costa Rica que ha logrado conservar gran parte de su identidad.
Como parte de esa conservación cultural es que se hace indispensable la construcción de la casa cónica, lugar donde los indígenas comparten su lengua y sus tradiciones.

“La mayoría de los cabécares no tienen casa cónica y eso es muy importante para nosotros. Este lugar es para cantar, contar historias tradicionales. Siempre las utilizamos para eventos culturales y para trasmitir la cultura.”, comentó el líder indígena.

Según Helia Betancourt, rectora de la universidad, se puede considerar como algo entre una iglesia y un centro educativo, ya que allí adoran al dios Sibú y mantienen sus rituales autóctonos.

Génesis del proyecto

Guillermo Martínez, profesor de la universidad, había trabajado previamente con los cabécares, por lo que planteó la idea al ente educativo. 
“Hace unos años tuve que ir a Turrialba por motivos de trabajo. Me interese por acercarme a los indígenas de la zona. Conocí a Freddy Obando, entablamos relación hace mucho tiempo y decidimos realizar todos estos proyectos. Trajimos la idea a la universidad y esta la acogió con mucho entusiasmo”, señaló Martínez.

La universidad, en conjunto con la representación estudiantil, se puso de acuerdo para colaborar con la causa y comprar un terreno para construir la casa cónica. Por medio de una campaña digital en YouTube los estudiantes iniciaron la recolecta estableciendo como meta $1500, la cual lograron sobrepasar por $11.

Pese a ello, aún faltaba dinero para la compra del terreno. Para cumplir su cometido realizaron ventas de brazaletes y postales, subastas y la venta del libro de crónicas “Aún somos cabécares”, publicado por la San Judas en el 2013.

Ligado a ello, la universidad desea crear conciencia en la población costarricense acerca de la situación de los pueblos indígenas. “Con la venta de los libros y las subastas vamos a establecer un premio anual para los trabajos periodísticos que den a conocer mejor la realidad de las distintas etnias que pueblan Costa Rica”, resaltó Betancourt.

Aún falta camino

El evento culminó con la entrega del dinero a Freddy Obando para la compra del terreno; sin embargo el trabajo no termina aquí. Aún falta la construcción de la casa cónica.

Según Obando la construcción del inmueble es un proceso largo y difícil. “Construir la casa cónica es muy complicado. Se necesita madera tipo rollizo y las hojas tenemos que recogerlas nosotros. Nosotros los cabécares solo hacemos casas cónicas en verano.”, indicó el líder indígena.
Asimismo, no es cualquier persona quien puede realizar este tipo de construcción. El tejido del techo, por ejemplo, debe hacerse de cierto modo para que Sibú pueda hacerse presente.

“Buscaremos los tejedores del techo. Una vez que esté terminada la casa cónica queremos ir y poderles dar una atención periódica en salud con los estudiantes de medicina.”, aseguró la rectora de la universidad.

Para Beatriz Sánchez, representante del movimiento estudiantil, de forma paralela a la construcción de la casa cónica se realizaran otros proyectos en territorio cabécar.

Los miembros de la representación estudiantil pretenden realizar un documental para mostrarles a las personas cómo se vive en territorio indígena, capacitar a los cabécares sobre el uso de internet y enseñarles a sacar provecho a partir de la casa cónica para generar ingresos económicos.

“Nuestra función como periodistas ha sido mostrar la realidad social que tiene este pueblo. En ésta universidad nos han enseñado que no existe un ejercicio profesional si no tenemos una ética de servicio hacia los demás”, concluyó docente, Óscar Ureña.