Entre los buenos “vicios” que me ha dejado la profesión de periodista figura el de coleccionar manuales de estilo. El primero que llegó a mis manos data de 1972 y aún lo conservo. Se trata de un folleto emplasticado, con las principales reglas y orientaciones de la agencia de noticias The Associated Press. Después vinieron muchos más en formato de libro, de diarios europeos (El País, por ejemplo) y norteamericanos (The New York Times y The Washington Post, entre otros), sudamericanos y hasta algunos centroamericanos.

En 1997 adquirí El estilo del periodista, de Alex Grijelmo, un apasionado y prolífico defensor del idioma español, exdirector de la agencia de noticias EFE y columnista del diario El País. Su columna se llama, muy apropiadamente, La punta de la lengua.

Recientemente me llegó del sello Taurus la décima-octava edición de este espléndido manual, corregido y aumentado hasta alcanzar casi 600 páginas. Agrupa consejos lingüísticos, profesionales y éticos que deberían abonar las mentes fértiles de los profesionales de la comunicación.

La premisa de Grijelmo es que el progreso digital ha acelerado la recolección y difusión de noticias, por lo que se hace aún más necesario dominar a fondo la corrección lingüística. Cualquiera que haya sido víctima reciente del descuido con que se habla y escribe en las nerviosas salas de redacción de los medios costarricenses debe felicitarse de la próxima llegada a nuestras librerías de la obra de Grijelmo. Sin embargo, su alcance no se limita a las salas de redacción y debería interesar a las escuelas de periodismo, los profesores de español, los traductores y cualquiera que se interese por la claridad y la corrección.